Historia de Trigueros I

domingo, 25 de octubre de 2009
Historia  I


La frontera sur se instala en el río Tinto, entre las tierras de San Juan del Puerto y Moguer y ello le permitió, al menos entre los s. XII a s. XIV, exportar productos agrarios por un embarcadero. El extremo norte aparece señalado por las aguas del Odiel y por los espacios de Alosno y Calañas y, aunque no existe constancia de su navegabilidad, fue otra vía abierta hacia el Atlántico.

Fue “sede de la vetusta y notable Conistorsis o Cunistorgis” ciudad íbera que perteneció a los cúneos, según intenta demostrar el ilustre triguereño Pérez Quintero en 1794. De todas formas, sobre este tema todo son hipótesis ya que aún no se han encontrado restos que prueben esta idea y las afirmaciones se hacen a base de exclusiones.

De época muy antigua es el Pilar de la Media Legua, y de la época romana fueron hallados en la actual Plaza del Carmen dos aras o puteales con inscripciones (s. VI) que se conservan en el Museo Arqueológico de Sevilla.

Pocos vestigios encontramos en Trigueros de época musulmana, si bien es probable que la base de la antigua Iglesia de San Antonio Abad sea de origen almohade, apro­vechándose de ella sus torres y muros para la construcción del actual templo. Con la conquista del Reino de Niebla, en manos a la sazón de Abenmahfot, por parte de Alfonso X el Sabio, pasó Trigueros a pertenecer a los Condes de Niebla y posterior­mente también al Ducado de Medina Sidonia. A partir de ahí la villa empieza a cobrar protagonismo constituyéndose progresivamente como pueblo. Así en el siglo XIII se cons­truye la iglesia de San Antonio Abad y posteriormente los Conventos del Carmen y de Santa Catalina y la Ermita de Santa Misericordia, aunque el terremoto de Lisboa en 1755 destrozara casi todos los edifi­cios públicos, tanto religiosos como privados. Algunos no volverían ya a levantarse. Citaremos las Ermitas de San Roque y de San Sebastián, la iglesia de Santa Brígida, la Casa de la Orden de Calatrava, las Casas del Cabildo, etc. No podemos pasar por alto la huella cultural que los jesuitas deja­ron en Trigueros donde fundaron un Colegio bajo la advocación de Santa Catalina que aportó entre sus alumnos una serie importante de ilustres personajes: en sus dependencias estuvo instalada la primera imprenta de la provincia. Trigueros fue declarada villa durante el reinado de Carlos II.

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